He reído y
llorado con la muerte,
me escurro tras
ella,
para
esconderme de una huida,
sin
pretender mejor suerte.
Conozco de ella…
su frio,
su
aparición, la he visto cerca,
tiene color
y poderío.
¿Qué puede
importar?
sí es toda envoltura,
sé cómo se siente la muerte,
compañía que
padecí,
manto oscuro
que acobija
tristezas,
llantos y amarguras.
Observé el cortejo de mi entierro,
el féretro y
hasta la despedida.
Sola por
caminos tapiados,
llevaban el alma
de una mujer desvanecida.
Que aún muerta, sentía la herida,
arrastraba la
penumbra,
del rostro
de un hombre,
hoy cementerio
de aquella vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
añadir comentario