5 jul 2025

REFLEXIÓN: UN MUNDO CON MIEDO

 




Si ayer, mientras nos recreábamos en las líneas que describían una sociedad futurista y tecnológica en la obra de Aldous Leonard Huxley “El mundo feliz”, publicada en 1932, hoy podríamos producir, no una historia, sino muchas en el horizonte actual que denomino en estas reflexiones “Un mundo    con miedo”. Si, estamos viviendo la época de un colectivo mundial colmado de pánico. Un pavor que no discrimina fronteras, que ruge en las entrañas de una madre, como en el corazón del padre, entre toda una sociedad globalizada en la estructura humana como en la culturalmente elaborada. Un mundo atemorizado desde los cimientos del hogar, ver dentro de ese recinto hogareño, el monstruo de un familiar que violenta la humanidad y arrastra la ingenuidad   de un menor, o la pareja amenazada, forzosamente silenciada, por anunciar la terminación de una relación donde ha resultado abusada e irrespetada. Vamos más allá, el esposo que fomenta la violación de su propia pareja, entre cercanos y extraños, cuando premeditadamente ha drogado a la víctima: la madre de sus propios hijos.

Un mundo atemorizado por las teorías conspirativas, que involucran alimentos de la dieta diaria, no vaya a suceder que nos anuncien que el pan nos envenena mortalmente o nos haga desarrollar una enfermedad terminal.

 Ese temor no escapa de los espacios escolares… miedo al que nuestros hijos sufran el cruel bullying escolar, el abuso perpetrado por sus propios pares frente a la vulnerabilidad del otro: se aplica la violencia verbal, física, emocional, social o relacional y el   cyberbullying, Ni hablar de lo peor. los tiroteos selectivos o no, en los centros escolares o en algún   ámbito públicos.

 Pero… ¿qué sucede en las organizaciones políticas denominadas democráticas? Si ayer teníamos esmero en elegir nuestros gobernantes   en virtud de un currículum que mostraba conocimiento, idoneidad y prestancia para el ejercicio y desenvolvimiento del cargo, aunado a las medidas que anunciara que pensábamos en que reivindicaría a través de las promesas el bienestar de su pueblo.  hoy observamos que cualquier sociópata que muestre problemas de adaptación social o propenso a un perfil dictatorial, autócrata o totalitario, que solo gobierne para el grupo de sus simpatizantes, puede llegar a ser presidente, ministro, congresista.

 ¿Decadencia humana? ¿Decadencia social? ¿qué ha permitido esconderse en la mente humana para seguir atemorizada? ¿No bastó implementar la posverdad?  ante un mundo dividido en criterios y opiniones: lo que parece verdad es mentira y lo que se asemeja a la mentira, después resulta verdad. La consecuencia resulta temerosa:  El humano esconde pavor en sus pensamientos y en esa soledad que vislumbra como un abandono, subyace el miedo, sí, el miedo.

  Quizás ya no vea el futuro de la sociedad humanoide, pero ya observo el preámbulo, cuando nos imaginábamos el sentimiento latente de las guerras emergentes y desde entonces… ¿cuántas no hemos visto?

 También hemos sentido la furia de la inclemente naturaleza, que el propio humano ha podido alterar y destruir, quien   como ser pensante no ha podido reconstruir soportes esenciales para su salvación, porque solo lo salvaría la acción con el raciocinio, cuando se libere del temor. Miedo alguna vez entendible, porque quizás el vecino, contrario a nuestros ideales, se vuelva enemigo, o aquel, que funge de espía denuncie el pensar opuesto del otro y de allí surge su silencio cómplice. 

Pero, hay más, en sociedades   cuyos gobernantes fomentan guerras o atemorizan a sus habitantes con persecuciones en privarlos de libertad por pensar diferente, practicando políticas excluyentes, un sector de la población emigra a otras latitudes y nos encontramos con el otro temor:  el nativo siente miedo por el inmigrante, por ese a quien llama extranjero.  Miedo por sus costumbres, por su idiosincrasia, por el color de su piel, por verse desplazado de una labor por aquel que demuestra   mayor estudio, capacitaciones y conocimientos para realizar un trabajo que le permita subsistir.   

Pero…  lo peor, a todo eso se suma   otro ingrediente: la angustia futura por las consecuencias de la inteligencia artificial IA. Un miedo que ya empezamos a experimentar: la pérdida de una plaza laboral, base económica de nuestro sustento, por lo que pueda representarse en un futuro ya cercano, la sustitución de las labores tradicionales porque el mundo androide, el híbrido, el humanoide ya lo tenemos en puerta.

¿Qué les repara el porvenir de las generaciones ante estas novedosas civilizaciones? El resultado no lo veré, pero las opiniones, proyecciones, criterios existen.

 Comparto una opinión del escritor venezolano Edgar Pérez, cuya creatividad intelectual la desborda magistralmente con temas de ciencia ficción:

“La primera novela que yo leí cuando era un muchacho fue” Yo robot “ de Isaac Asimov y no me imaginé nunca que ya desde el pedestal de años fuera a ver que está empezando a hacerse realidad y si algo lamento de estar tan viejo, y me gustaría estar joven, me encantaría empezar de nuevo para aprender exclusivamente esas tecnologías fascinantes. Ver lo que viene, prever lo que viene, a la vez es aterrador porque es el principio en la famosa agenda 2030, el famoso reseteo del cambio, del paradigma de la humanidad, de la hibridación, de la creación ya de los ciborgs, que ya es un ciborg completamente artificial, pero después vendrán los ciborgs biológicos y entonces como decían por allí:” jugar a Dios” …

 Sin duda un mundo atemorizante.

 Ana Sabina Pirela Paz

13-10-2024

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