19 nov 2021

EL DESTIERRO QUE ACOBIJA...



SINOPSIS

Existen situaciones forzadas...Llegan e inexorablemente debes enfrentar para no sucumbir. Saludos!!

   “El destierro ilumina; la desgracia corrige.”

(Victor Hugo).

 No sé desde cuándo se apegó a mi existencia, al principio, me visitaba brevemente, por minutos, después por intervalos entre días, pero, cada vez más largos, como advirtiéndome, sobre su existencia y que, posiblemente, el riesgo era que me podría habituar a su presencia…Yo no elegí… pero tampoco desprecié su cercanía…

Ya no recuerdo ni el año, ni de cuándo se hizo  huésped, sin permitírselo y sin que alguna vez, pactáramos compromisos. Me he planteado la posibilidad, que, quizás ,fue desde mi nacimiento… Aquella mañana decembrina, cuando de los Cielos bajaron las bendiciones y una estrella, desde entonces, sigue guiando mi fatalidad o suerte, que seguro, se desvaneció sobre mi cuna. Hasta logré creer, que fue el espíritu de la Diosa Sinope, que fijó los claroscuros de mis días.

Sin casi notarlo, en una época de aciago, una noche tomó mis manos y desde allí, por más que apresuré en soltarme, nunca me las dejó libres. Se hizo necesidad y costumbre.

Lo cierto del caso, es que jamás se fue de mi costado, de mi borde, de mi orilla. Es el séquito en los cafés, en las tardes de teatro, en las cinéfilas noches…Es en mí :pensar,   sentir y figura …No censura ni traiciona, simplemente está allí.  Se posa en silencio, regalándote creatividad, con sonidos de tranquilidad, se hace eco de paz…

Conmigo, camina por las calles húmedas o secas; cruza fronteras, despejadas o peligrosas, yace en sábanas frías o tibias. Me consuela en los fracasos y hasta celebra mis buenas venturas.  A mí lado saborea lo amargo y lo dulce, lo ácido y agrio…Lo sublime y lo ridículo. Y hasta se atrevió a entrar a una iglesia, para después, ayudarme a despojarme de falsas creencias. De allí partimos a las bibliotecas, sus espacios preferidos,  reflexionamos, creamos y pudimos  germinar versos o prosas…Se convirtió en   enseñanza, sin ser  maestro  o  mentor.   

El sol con su fogata y la luna de fase en fase, son cómplices de lo vivido…Se me olvidó el tiempo trascurrido, desde que se allanó mi aposento …Es como una cabalgata, sin jinetes o una procesión sin santos, que persigue y queda contigo…

Ya claudiqué, determinado como un destino, me abandono en su espacio voluntario de ostracismo, porque al fin comprendí que es mí amparo dentro de mí o fuera, sobre mi avezada piel.  Su arrimo y clausura es parte inexorable de mi existir…Es la soledad, aliada de mi aislamiento preconcebido e imprescindible.  Gracias a ella interpreté a Charles Baudelaire: “Quien no sabe poblar su soledad, tampoco sabe estar entre una multitud atareada.

Ana Sabrina Pirela Paz

(octubre 2021)

 

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