SINOPSIS
Una mirada a la vida y obra de George Sand, escandalosa para su época, ejemplarizante e inspiradora para esta, en mujeres que defendemos ideales de reivindicaciones sociales y derechos. Con especial dedicación para Francesc, un escritor admirado, de corte polifacético y férreo en sus convicciones, de una sola faz, cuando defiende posiciones y puntos de vista, que pueden estar opuestos. Quien en su última entrega: "La aventura sentimental de Robinson Crusoe " me recordó a la escritora del romanticismo.
“El mundo me conocerá y entenderá algún día; y si eso no sucede, no importará demasiado, porque habré abierto el camino para otras mujeres”
(George Sand)
Así la llamaron los campesinos de Nohant, pueblo que pertenece al départament de Indre, centro de Francia, el cual se dice, forma parte, del “Camino de Santiago”, por la vía de Lemovicensis, cuando el 8 de junio de 1876, en su finca, a la edad de 72 años, por última vez, cerró sus ojos: Amautine Aurore Lucile Dupiú, la que fue baronesa de Dudevant, la que tuvo que cambiarse el nombre, forzosamente, solo por el hecho de haber nacido mujer y darse a conocer, posteriormente y sencillamente, como George Sand y después, inmortalizarse como la representante de la literatura del Romanticismo Europeo del siglo XIX, específicamente, del francés. Conocida también, entre allegados de su entorno, como “La Dandy”. Mujer de mentalidad avanzada para su época, hoy referente principal en los movimientos feministas, que marcó un destacado y brillante lugar, pese a las restricciones por su género ,en el universo de las letras, en la etapa referida.
Desde joven, se opuso a los excéntricos privilegios de las clases aristocráticas, rechazando lo que creía, eran costumbres y usanzas paganas, en un sector social, que pregonaba, ideales cristianos.
¡Hipócrita sociedad con la que convivo¡. Diría la escritora.
Contrajo nupcias a los 18 años con Casimir Dudevant, mayor que Amautine diez años y de cuya unión, procrearon dos hijos: Maurice (1823) y Solange (1828).
Tras la ruptura de dicho matrimonio, se unió a Jules Sandeau, joven novelista, de veintitrés años de edad,con quien, conjuntamente, realizó proyectos para la publicación de sus obras. Se cree que, gracias al nombre de su nuevo amor, Amautine, adquiere el seudónimo: de George Sand. Fue el periodo donde escribió: “Rose et Blande”. Así como: “Indiana “,” Valentine” y “Lélia”.
Posteriormente, se une a Alfred Musset, poeta y prodigio de las letras francesas, él de 23 años, ella de 29. Un hombre, que, según la literatura, tuvo un comportamiento aliado a la bebida, juegos, mujeres y al opio. En el transcurso del romance, Musset, se enfermó de fiebre tifoidea y es, George Sand, generosa y dedicada, quien le ofreció cuidados de salud. En ese periodo, publica: “Jacques”, “André” y “Mauprat”. Y también, se desenvolvió como articulista en la redacción del diario “Le Fígaro” y colaboradora de otros, en cuyos escritos propagó su ideología republicana, contraria con su reconocido linaje aristocrático.
Forzada, por el construccionismo socio cultural del tiempo, vestirse como hombre, para quien escribe, fue su única opción, para ser “visible”, hasta el punto de simular su timbre de voz, en un círculo donde solo los hombres, le era permitido desarrollarse como escritores, poetas, dramaturgos, así, como para cualquier oficio y profesión.
¡Qué difícil, tuvo que haber sido ser mujer ¡bajo aquellos preceptos conservadores, cerrados y discriminatorios. Circunstancias que, no “castraron” a George Sand. Ella se “reinventó” para cumplir su pasión por la escritura, logrando consagrar su ideal, aunque tuvo que apartar, en ocasiones, sus vestidos de faldas voluminosas, con bases para superponer las enaguas, de telas de tejido rígido y exageración en el brocado, corsé para afinar la cintura, con mangas gigot y en sus pies, escarpines o botín, abotonados o con cordones; con peinados exageramente elaborados y sombreros enormes. Era el momento de la moda romántica o isabelina. Dejar todos esos artificios en una mujer, que me imagino, también para ella era de su gusto y deleite, para vestirse con: levita, sombrero copa alta, pantalón recto, camisa, chaleco y corbata y sin olvidar, las botas de caballero. Sin, duda una mujer, fuera de molde, de temple y decisiones.
Con esa actuación, deduzco, interpretó, lo que quiso decir, en sus célebres frases: “Mi profesión es ser libre”. “La mujer no existe. Solo las mujeres cuyos tipos varían al infinito”.
Por esas y otras circunstancias, las que desdeñaba, se confinó por un tiempo, en la soledad del campo en Nohant, haciendo votos de silencio y pobreza. Tocaba piano, arpa y guitarra. Estudió anatomía y cirugía. Hacia voluntariado como médica rupestre, llegando a incursionar en el área de farmacia, elaborando ungüentos y jarabes.
Conoció a Fréderic Chopin en 1836, en una reunión social, organizada por su amigo, Franz Liszt y allí, Amautine Aurora y el conocido compositor y pianista, fijaron miradas, el magnetismo surgió y los unió en 1838, al decidirse vivir juntos, él con 26 años, ella con 32. Convivencia que subsistió casi una década.
La historia da cuenta de que, en ese lapso, el famoso pianista, compuso sus obras inmortales, como: Preludios op. 28, La Balada número 2, entre otras y ella se inspira en “Un invierno en Mallorca”.
Igual refieren los registros históricos, en que esa mujer, de espíritu libre y rebelde, con pensamientos pocos convencionales, al final de la relación con Chopin, cuando éste cae enfermo por tuberculosis, fue su enfermera, brindándole una atención como una madre. De esas manifestaciones percibidas, ante el cuidado de un enfermo, para quien escribe, se vislumbra grandemente, las cualidades de esa magnifica mujer, como amante y compañera, y a la vez, se le agranda su esencia maternal y sin olvidarse, de lo que que conocía de la ciencia de la salud. George y Chopín, se separan, por desavenencias familiares entre los hijos y yernos de ella, no soportando que, “Chipette” o Chopisk”, como ella lo mencionaba cariñosamente, se aliara a favor de su hija, Solange.
En la mente de quien escribe, por demás fantasiosa, observo y escucho a Amautine Aurora, en este actual siglo, dirigirse a Chopin, de la siguiente forma:
“Chopisk, te amé mucho, más de lo que te imaginas, pero, me cansé. Estoy harta de tú desconsideración para conmigo, un trato “huraño, solitario y melancólico”, ese es el que me has profesado. Adentro de estas paredes, no está el “dulce, el tierno, el encantador”, que todos se deleitan en los teatros, como tampoco te perdono el hecho que te hayas aliado con mi hija, en contra de mí. Regreso a Nohant, donde no debí salir nunca ...donde fui feliz.”
“Escribiré, mi nuevo proyecto literario: “Rosátre vs. Bleu”. (Rosado Vs, Azul) Dedicado a todas las mujeres de las futuras generaciones”.
Y, posiblemente, buscó papel y pluma y escribió su otra frase célebre: "El amor no vive mucho tiempo de dulces miradas y de carta de amor”. Palabras que marcan una decepción, y la diáfana realidad: nada es para siempre.
Como también supongo, si estuviera entre nosotros, lo que le dijera a Musset:
“! Sí, Alfred ¡Me voy! …Me obstinó tú vida de excesos: mujeres, licor y drogas. Y sí, si es verdad, soy la amante de Pietro Pagello, el médico que te salvó la vida y quién, me ha salvado a mí también, de la intoxicación de tú machismo.”
Y si sigues martirizándome y queriéndome obligarme a continuar contigo, te denunciaré por acoso psicológico y, además, no te olvides, tienes un gran prontuario por mujeriego y adicciones”
Vuela mi inventiva y llego a la conclusión, que cuando George, se enamoró de Pietro Pagello, desilusionada de Musset, escribió, la notable frase: “No ames a quien no admires. El amor sin admiración, solo es amistad.”
"Amad. Es el único bien que hay en la vida" . Palabras que encierran sus cualidades de bondad y empatía hacía sus semejantes.
Se registra que su última relación sentimental, fue con Alexander Manceaun, el dramaturgo francés.
Su vida es un ejemplo de superación personal para el logro, inspiradora de ideas reivindicatorias para su género. Falta mucho por mencionar de su legado literario, variado y extenso, y por narrar de esa extraordinaria escritora y excepcional mujer. Muere el 8 de junio de 1876, rodeada entre nietos, familiares y amigos, porque, aunque tuvo detractores, los que nunca faltan, a ella le sobraron famosas amistades: Liszt, Delacroix, Balzac, Gautier, Flaubert, entre otros.
Ana Sabrina Pirela Paz.
(junio 2021)
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