25 nov 2021

LOS 3 REYES MAGOS...¡AMIGOS POR SIEMPRE!!

 



SINOPSIS

Los Tres Reyes Magos, mis personajes preferidos de estas fiestas, los relaciono con el valor de la amistad y con la perseverancia de un objetivo en común, que cumplen con el compromiso hasta el final. Feliz y venturoso 2021, para todos salud, dones, amor, esperanza, optimismo y paz en sus corazones.

 

Desde niña amo a esos  tres majestuosos personajes, y como adulta, he podido identificar, a través del tiempo, la grandeza de su simbología, sin restarle, lo que registran de ellos la tradición cristina. Siempre me los he imaginado como tres amigos. Esa similitud, intrínseca, en la virtud de la amistad y con ella el afecto, la simpatía y la confianza, que han debido de sentir los tres sabios, entre sí, cuando decidieron juntos, salir de sus propios países en busca de un objetivo. Es como cuando nos reunimos con algunos compañeros, para la realización de un proyecto, sociedad o alguna otra meta, en vías de forjar intereses comunes, que en el caso de ellos: ir en el encuentro del Mesías, hijo de Dios… siguiendo una estrella resplandeciente como guía. Los relaciono con ese nexo fraternal, que, sin tener vínculos sanguíneos, se mantiene, se conserva, se respeta, porque los amigos siempre existirán, aunque sean pocos, cuando se está en presencia de una sólida, profunda y desinteresada amistad.

Me he imaginado la travesía, que, por las clásicas tarjetas, portales o cuentos navideños, hemos observado, en el paisaje nocturno, con las  tres sombras de sus figuras y en el firmamento, una estrella, cabalgando lentamente con sus dromedarios, pero, seguros y firmes en su propósito. En esa ilusión, los visualizo en un recorrido duro, cansados y sudorosos, dejando sus huellas en las arenas del árido desierto. Igualmente, sus acompañantes silenciosos, los camellos, de pasos pusilánimes, ellos encima de sus lomos, que, adornados y protegidos, con ropaje fino y colorido, dan fe de la talla de sus linajes.

La referencia de la existencia de los Reyes Magos, se localiza en el Evangelio según Mateo, oriundos de Oriente, quienes se dirigían a Belén, guiados por la luz de la estrella, avistada por el este y que representan, las culturas de aquella época: Persia, Babilonia y Asia. Por este significativo detalle, proyectan reconocimiento de la diversidad de razas y unión entre naciones.

Baltasar, representa a Arabia, con piel oscura, descendiente de Cham, hijo de Noé, lleva consigo, el ofrecimiento del oro, símbolo de la realeza y del poder, mediante el cual se le reconocía a Jesús, como el advenedizo Rey.

Melchor, de la India, de aspecto joven, regala incienso, relacionado a las ceremonias religiosas, para honrar la Divinidad del Mesías.

Gaspard, encarna a Persia, anciano de pelo cano y largo, entrega mirras, utilizada para embalsamar los muertos, vinculada a la mortalidad de Jesús, a su calvario, al sufrimiento, el que entregará su vida por la salvación de la humanidad.

Fue el teólogo, del siglo III, Orígenes, dominico italiano, de Génova, uno de los pilares de la teología cristiana, quien propuso, por primera vez, que eran tres magos, en razón de los tres dones que entregaban.

Esas ofrendas: oro, incienso y mirra, nos acerca al origen del “regalo”, para valorar su significado: la acción de dar y recibir, no solo objetos materiales, sino, los que carecen de precio:  el agradecimiento, la compasión, la solidaridad o la palabra, como un fiel compromiso.

Se reseña en las escrituras, que los Tres Reyes Magos, cumplida su misión y después, de no revelar a Herodes, la ubicación geográfica donde se encontraba el Hijo de Dios, regresaron juntos a la India, para construir una iglesia, tras una visión, que les sugería, que la vida terrenal estaba pronto a culminar. Se asienta como importante dato, que los tres, fallecieron al mismo tiempo.

 Doscientos años más tarde, Santa Elena, la madre del Emperador Constantino, recoge sus restos y los lleva a Constantinopla y posteriormente, son entregados al obispo de Milán y luego, sus reliquias son llevadas, a su destino final: a la iglesia gótica más alta de Europa, septentrional, en Colonia, Alemania, desde el año 1.164.

El Papa León I, siglo III, los valora como gentes de grandes riquezas, con alusión a lo que ofrendaban y el número de Reyes, quedó especificado por el número de regalos.  Existiendo otra documentación, de diferente doctrina, que plantean que posiblemente, fueron un total de doce reyes o sabios.

Posteriormente, a finales del siglo XIII, Jacques de Vorágine, expone una interpretación y elabora el retrato de los tres sabios, en recopilación de unas hagiografías, en “La Léyende Dorée” (La Leyenda Dorada).

Pero, allí no quedó la historia o el mito, quizás para que los admiradores de los tres dignatarios, continúen soñando, como mi persona, con las figuras notable. Henry van Dyke, a finales del siglo XIX, teólogo presbiteriano estadunidense, escribió una leyenda, convertida en cuento: “El otro Rey Mago”, a quien llamó Artabán, el que le entregaría diamante, jaspe y rubí al niño recién nacido, narrando una aventura peligrosa, compleja e injusta, pero que encierran valores fundamentales en el renacimiento de la bondad, el auxilio, la perseverancia, y esperanza en los individuos. Un hermoso cuento.

Con la llegada de los Tres Reyes Magos, dan cabida a la festividad de la Epifanía, “La Aparición”, que se conmemorada mundialmente el 6 de enero, que, según las escrituras antiguas, dan testimonio de que Dios se revela y se da a conocer.

En México, país de profundas tradiciones, se erige el pueblo Cajititlán, estado de Jalisco, poblado que cuenta con una Basílica que lleva el nombre de Los Tres Reyes Magos, y que conmemora cada   6 de enero, con la feligresía, la salida de sus estatuas fuera del templo para la realización de la habitual procesión.

Hoy 5 de enero, cuando estoy escribiendo estas notas, estoy leyendo por un diario digital, que los Tres Reyes Magos, fueron vistos a caballo, en unas montañas cercanas a la frontera de Navarra, por lo que, preparo mi imaginación, para hacer el trayecto y ya me “veo” en un lugar de la zona esperando la cabalgata, en busca de mi regalo prometido…

Al mismo tiempo, degusto una generosa porción de “rosca de reyes”, que me la compré en la panadería de la esquina y me salta otra visión:  en alguna ciudad de Argentina, de Paraguay, Filipinas o Puerto Rico, países donde también festejan su llegada, están haciendo ya su recorrido… Y en otra los diviso:  por las fronteras de  Bélgica, Austria, Polonia o Alemania…allí,  en alguna población de esos países, los recibirán  una nutrida concurrencia, con sentimientos de desprendimiento , de generosidad,  todos unidos, en busca de un buen y útil propósito, sin perder la fe para su logro, de la misma manera,  en que los Tres Reyes Magos cumplieron su cometido.

Ana Sabrina Pirela Paz

(Buenos Aires dic. 2021)

 

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