SINOPSIS
Relato sobre la cuarentena la naturaleza y la humanidad.
No sé si el aislamiento está afectando mi cerebro y me hace escuchar sonidos, que asombrosamente me invitan a la reflexión. Duermo al lado de una ventana, ubicada al frente de la fachada de un edificio en Palermo Hollywood, Buenos Aires. Allí todas las mañanas, de 5:30 a 6:00 am aproximadamente, pero ese es el tiempo habitual, aparece un pájaro, que cruza su vuelo, parándose de rama en rama, sobre los árboles alineados en las calles de esta bella ciudad, que, como una alarma, avisa que empieza a despertar el día e inicia un trinar que me tiene embelesada, escucho claramente, su canturrear: “libre, libre, libre”, como forma de comunicarse. Así oigo su canto, alegre y placentero, que me anima y recuerda que la libertad, ese derecho humano, el más preciado por el hombre, que hoy debemos replanteárnoslo, no solo por el asilamiento físico, sino por las barreras mentales que coartan el desenvolvimiento e independencia normal del hombre.
Estamos en un aislamiento social forzoso por la pandemia del coronavirus covid-19 y en reseñas periodísticas, impresas y digitalizadas, hemos visto en diferentes partes del mundo, en calles, jardines, orillas de mares, como el reino animal retoma espacios, haciéndose visible , con especies hasta ahora, que eran perceptible en su hábitat.
Al observar ese hermoso pájaro, que aún desconozco su nombre, que, a través de su canto majestuoso, me recuerda que él es libre y seguirá siendo libre, contrario al humano, que, por estos días, se encierra y que por ello concluyo, que se debe revalorizar el criterio de libertad. Ojalá las meditaciones nos permitan repasar juicios de nuestra propia conducta, porque una mente “enjaulada”, colonizada por erradas y distorsionadas convicciones, han permitido que el humano haya desarrollado falsas creencias de estereotipos que, para él, eran únicas y preponderantes en un mundo hegemónico. Hoy, con esta experiencia, debemos descubrir nuevos paradigmas para nuestra propia sobrevivencia.
Mientras tanto, yo, todas las mañanas, tomándome un café, me recreo, sin costo alguno, con ese maravilloso sonido del trinar y sueño en un mundo más humano, con libertad de pensamiento, capaz de reconocer las intrigas de la comunicación mediática, para el rescate de la independencia “mental “en la aptitud y en el proceder. De lo contrario, la mente de algunos seguirá “aislada”.
Ana Sabrina Pirela Paz
(abril 2020)
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