DESPERTANDO RECUERDOS

¡Anoche recordé tantas historias! Una en particular... pero se me olvidaron los días, fechas y años. No pude evocar su nombre. Fue como si un espacio del cerebro lo ocultara en mi memoria para protegerme del dolor, muralla de contención de lo que aflore. Solo recuerdo tristeza sobre el por qué, pero no su nombre…Un rostro también está sepultado en la preterición y una voz escucho, con palabras falsas y déspotas.

Creo distinguir estatura alta, cabellos endrinos, piel bronceada, pero, no logro mentalmente percibir la forma de su faz, ni su nombre, atino.

Por más que me esfuerzo, solo en mi entendimiento llegan imágenes confusas: tibias caricias que en mis manos posan, que contrastan con una mirada interesada y fría. Distingo que es  la oportunidad, visión de conveniencia.

Gestos crueles, de interés fecundo, avaricia que penetraba en cada puerta. De la utilización fui su presa.

Sólita, sin ayuda, pisando laberintos, entrecruzo una obscurona, por indeterminado tiempo. Después, un súbito fulgor encandila, ya defraudada, la ceguera cayó con la inocencia y mi bondad se apartó de aquella cruel presencia. La que no recuerdo, la que se extravió en la conciencia.

No recuerdo quién me auxilió, solo cabalgo con el temor de volver a encontrarme con aquel espectro, porque si se aproxima, uno igual o parecido, no lo descubriré, se me escondió nombre y rostro en el recóndito túnel de una amnesia.