17 jun 2025

PINCELADAS DE UN MÁGICO PUEBLO

 




Amurallado por altos cocoteros, semejando una fortaleza que lo protege, existe un pueblo escondido entre nativos y forasteros. Allí las palmeras se mueven como danzando por el sonido del viento.  Lugar donde solo hay una sola fase lunar:  luna llena, que cuando el astro celeste se asoma, se apagan las luces eléctricas y la región solo se alumbra con el nocturnal brillo plateado.

Entonces, se cuelan entre arbustos y palmeras, las sombras del hombre con pieles asoleadas y olor a salubre son los pescadores, fuerza y vigor del trabajo, que llegan y se van, buscando sustento, como la misma marea del mar que abraza a su gente y los baña con agua de sal.

En la penumbra, la agitación de las faldas de las mujeres, mueven la conversación   de los romances y deseos, construyendo sus sueños, mirando al cielo. Creen que el satélite lunar les regala vida, amor y misterios. Entonces se mezclan, todos en umbrías…Sombras que persiguen todos los cuerpos, también de niños, jóvenes y viejos.

Desde abajo, se ven como estrellas de tierra aportando lumbre con sus lámparas de gas, velones y ceras. Tienen certeza que la luz, ilumina su mente y en lo alto, sigue la luna, que los mira   y agradece la compañía imponente.  Del subsuelo, salen los gnomos y las ondinas retozan en el fondo del mar.

En sus pensamientos germinan encantos a la imaginación creatividad. Aparecen historias, se inventan leyendas, se componen poemas y hasta de una plática, florece un cuento. Allí todos son cultores de ensueños. La noche preñada da a luz a místicos, cuentistas, a cantantes, trovadores, coautores de letras y también al cronista, al de la anécdota y al que rememora el chiste. Es el arte popular de su gente.

No existe otoño, no hay inviernos ni primaveras, todo es un paisaje de verano, que se disfruta todo el año.

De madrugada sale el sol, el más brillante y tibio…bronceando pieles, llamando a la faena. Cantan los gallos, se abren los ojos, se despierta la conciencia. El alborozo se escucha…El olor a kerosene, prendiendo motores de botes y lanchas. Se acercan las aves costeras: aleteos de gaviotas, hambrientos pelícanos y el graznido de los cuervos adornan sonidos del escenario marino…Y un perro inquieto, camina por la orilla al lado de su dueño, buscando alimentos.

Paleta de colorimetría en las aguas, impresiona al turista:  variedad de azules: oscuro, turquesa y   grises.  Verdes, claros, verdes musgos, pintan la ribera y se impresiona el bañista. 

Un mágico pueblo, que, por su recuerdo y travesía, se anhela que jamás se vuelva fantasía.

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