Roto y fragmentado el “Yo”, donde astillas, trizas explotan en su memoria, de recuerdos vueltos añicos, esparcidos, que caen cual lluvia besando el suelo, anhelando un regreso, hoy motivan el oxígeno de su existencia...
No vive… solo existe, le falta unir las fracciones de
su” Yo”, dividido entre su origen, su tierra, que dejó por libertad, derechos y
sueños… Al salir, murió por un rato y surgió, uno en dos pedazos: una mitad se
quedó hecho destajo...La otra, aquí, la quebraron poco a poco…a ratos
En casa extranjera,
encontró cerrada la puerta. Tapiadas de piedras, levantadas por odio y reproches.
Se frena un tanto…hay un cruel impedimento: la xenofobia se hizo errante, está viva, está presente...agobia.
Pero, el “Yo” intenta romper los muros de la muralla,
derribando bloques.
Extraña, rostros, espacios, colores y olores...lejanos.
Añora un dialecto... pide a la Providencia, que no
cambie, ni olvide el de sus raíces, ni los valores de su pertenencia.
Resiste a diario… hay rechazos, tampoco hay familia, ni amigos
cercanos.
Dejar su región, forzosa decisión por sobrevivencia,
un derecho humano que lo tienen todos los que nacen en este planeta. Ciudadanos
todos, nacidos en él.
El roto y fragmentado “Yo”, aún sueña…camina, sin
encontrar otra tierra que encaje y subsista en ella para sembrar una o más huellas.
Alma, aún desértica, transita en su piel, buscando convivencia.
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