Veloz cual saeta que hiere,
infame, desvergonzada al descubierto.
Sin excusa, vulnera sentimientos sinceros, diáfanos y
sin remordimientos.
Ardid calculado, artificio de voz,
artimañas de gestos con ofrecimientos,
sin medida y a todo tiempo fingiere,
escondiendo lo irrebatible, lo cierto,
que en falsos labios posa.
Pero ¡ya te conozco!
eres instrumento despiadado y de la mentira… ¡portavoz!
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