SINOPSIS
Un sentimiento plasmado en una correspondencia, para un amigo, en momentos, cuando la amistad se siente amenazada por la lejanía o la separación. Posiblemente, en algunos, ya han vivido la experiencia. Espero les guste.
"La amistad es un alma que habita en dos cuerpos,
un corazón que habita en dos almas"-
(Aristóteles)
CARTA A UN AMIGO…
Dicen que la amistad es un “tesoro”, si entendemos por ese calificativo, cuya génesis es del latín thesaurus, que a su vez deriva del vocablo griego, un tesoro es una cantidad de dinero, objetos preciosos u otros valores que se encuentran, entonces llego a la conclusión, que, en el recorrido de mi vida, sin buscar, afortunadamente, me “encontré” un tesoro: su amistad. Un regalo que al apreciarlo no me queda más que agradecer a la Divinidad semejante hallazgo, porque mediante éste, también descubrí, un ser humano, que al igual que yo, tiene imperfecciones, pero en Usted se opacan ante unas destacadas virtudes y fortalezas, quizás difícil de conjugar en un solo ser humano.
Si mi estimado amigo, Usted es como las ciruelas, que solo salen una vez al año, aparte de tener atributos físicos, que son lo menos, posee una gran personalidad, carácter fuerte, de los que saben que quieren, no hay vacilaciones, tiene la intuición innata de proponerse algo y finalmente lo consigue, no necesita orientación, porque en Usted, reposa su propia brújula. Es honrado, valor que admiro y comparto, proactivo y eficiente en acción. Sabe escuchar, es atento y sobretodo, tiene un porte y espíritu de caballero, de esos parecidos a siglos pasados: gentiles, nobles y solidarios. Con sobradas razones, los envidiosos, lo llaman: Sir Francisco.
Esas cualidades lograron, en nuestra relación amistosa, distinguir al amigo, presto y dispuesto a tomar mi mano, en momentos que me faltaba un apoyo, o entre el silencio, escuchar una conversa, testimonio de un desahogo, que al brotar éste, un alivio retomaba mi cuerpo, porque “necesitaba” hablar. Quizás si no hubiese tenido su persona como interlocutor, el Ángel de la Muerte me hubiese avistado ahogada. Tuve surte de que siempre estuvo “allí”. Pero lo que más añoro, en este instante, que por circunstancias la vida nos va alejando, los encuentros para ponernos “al día”: las pláticas, en los cafés.
Charlas que fueron en un pasado necesarias y frecuentes. Usted conoce los pasajes de mi vida, yo se los conté, fue confidente, sabe de mis tristezas, alegrías, triunfos y decepciones. Dicen que toda amistad tiene una etapa, no sé dónde ubicar en estos momentos la fase de nuestra amistad. Solo sé que extraño las reuniones, las disertaciones, las visitas (por fortuna aún lo escucho a través del móvil) y quiero manifestarle que sigo estando aquí, dentro de mi corazón hay un espacio inmenso de afecto por Usted y que le propongo renovar nuestros votos de amistad, que no se interponga el tiempo, ni el espacio, la vida es muy efímera para no disfrutarla y compartirla con las personas que amamos. Temo, por ese detalle, de que la vida sea parte de la muerte, en distanciarnos. A veces nos arrepentimos toda la vida, en no ubicar un tiempo para una despedida…
Deseo, pase Usted, una semana colmada de amistad y amor, entre los suyos, con sentimientos cálidos de personas que lo valoren y atesoren en sus corazones el privilegio de conocerlo y a la vez, expresar mi gratitud por su afecto, del cual, siempre he sido objeto.
Atentamente.
Su amiga fiel, de hoy y siempre.
Ana Sabrina Pirela Paz
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