- ¿Qué es aquello que se escucha lejano que no podía identificar? … era un ruido que le parecía a veces cercano y en otras ocasiones muy distante. Pero estaba allí. metido entre su cabeza que al percibirlo por la ventana o por la puerta entreabierta en horas de la tarde temprana o por la noche de 7:00 a 9:00, su sonoridad la entristecía y la enervaba a la motivación de un recuerdo que le era difícil traerlo al presente.
Su estruendo era lo
suficiente corto, lo suficiente largo. ¿Qué era aquello que le hacía agitar su
cabeza buscando una respuesta? Un sonido que la mantenía con un recuerdo profundo,
que no lograba identificar, pero que sin duda la movilizaba y la colocaba en un
punto de un recordatorio nulo.
La resonancia la enloquecía. Sabía que no eran las
campanas de alguna Iglesia. En ese pueblo no había templos. Vivía gente de
diferentes credos que caminaban como autómatas en varios sentidos. Una fuerza
la impulsó a salir una mañana en busca del estruendo.
Corrió por varias
calles, ni el frio otoñal la detuvo. Escuchó el crujir del pisar de las hojas
secas que dejaban las huellas de sus botas y las ráfagas de viento helado que
castigaban como filos veloces su rostro. De a poco, podía oír aproximándose al cloque
metálico que la había lanzar a las calles.
De pronto paró su andar, detuvo sus
pies, como si alguien con un control remoto impidiera su próximo paso, pero ¿que
la hizo fijar sus ojos en un extraño piso? ¿Qué era aquello? … ¿Qué era esa hilera de hierro,
que surgía entre la tierra? - Se preguntó varias veces.
Un claro de luz inundó su mente, antes nublada y confusa.
Venían recuerdos en sus pensamientos, ahora diáfanos. Podía evocar rostros, objetos, lugares y fechas…como si el
negruzco cielo encapotado de nubes oscuras dieran paso a nubes blanquecinas,
que quedaban posadas en su recién despertar del raciocinio… y con voz fuerte expresó, sin notar la
presencia de los demás transeúntes:
- ¡Son los rieles del tren! ...sí es el sonido de esa máquina larga y ruidosa.”
Terrible despabilar
de un episodio. Sí, ella se vio en un lugar cualquiera, de un pueblo cualquiera…
al finalizar el sonido estrepitoso, alguien le soltó la mano y la dejó en una parada,
donde otras personas hablaban otro idioma. Era otra geografía diferente a la de
su origen.
Otro cielo
recordaba. Ya era mucho tiempo transcurrido, y ahora venía a sus oídos el
sonido del tren que ella pensaba haber olvidado, pero que recobrada vida cuando
evocaba aquellas manos, que le soltaron las suyas y la dejaron sola en una
estación lejana y desconocida.
-Ya sé que son los rieles del tren…pero … ¿de quiénes son esas manos, que soltaron las mías? -La mujer dando vuelta, retomó el camino de regreso. El mismo recorrido que hacía de vez en cuando, movimiento que los lugareños de aquel pueblo, ya estaban acostumbrados a observar.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
añadir comentario