Quien amó solo una vez, bebió todo del cántaro,
sació el hambre y la sed,
y en su corazón quedó un huésped,
cual hoja perenne del jícaro.
Quien amó solo una
vez., vio siempre un amanecer,
en la noche le pestañeó a la luna,
con un ánimo sin
premura,
reposando cuan prado en su reverdecer.
Tuvo faros en la
noche más oscura,
escuchó susurro del amado,
eco profundo, idolatrado,
sonido que en la tristeza fue su cura.
Quien amó solo una vez, vivió por dos,
con besos y
caricias que no olvida,
de una figura y rostro que da vida,
con latidos en un corazón acelerados.
Quien amó solo una
vez, tuvo en una persona,
el bálsamo del amor completo,
pero el que quiso varias veces, no amó, hizo de su vida
un libreto,
y surcó caminos frívolos de despechos,
por gustos y deseos insatisfechos.
Ana Sabina Pirela Paz
14-02-2025
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