Agrio sabor tiene lo falso, cuando la verdad oculta, desadormece el velo de la nobleza,
en el corazón
del que creías ser bueno.
Ensordecedor
despertar de la conciencia, cuando el engaño lacera arrepentimientos,
fustigando mentes,
por el “discúlpame, no volverá a suceder”, “no me di cuenta”,
el “no lo vi venir,”, justificando la ceguera y el descuido.
Después, se
serpentean caminos confusos, sustituyendo la amargura por la desconfianza, la
que siembras distancias como paredones, sin dejar rendijas, para que no entre la
infame deslealtad.
Reflexión que
no mitiga dolores, pero acobija la sabia experiencia. Entonces, queda el continuar
expectante y decides, aunque puedas arrepentirte, ir por la senda solitaria de
un corazón en libertad.
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